domingo, 9 de agosto de 2009

Propuesta de Plan de desarrollo urbano para mejora de un barrio precario en Panamá

Tesis completa http://issuu.com/lordarx/docs/tesis

La elaboración de un plan de desarrollo urbano para mejora de un barrio precario en Panamá; en nuestro caso de estudio, corresponde al barrio de Panamá Viejo, que está comprendido por tres barrios mas pequeños, que son: Panamá Viejo, Puente del Rey y Villa del Rey. Responde a la necesidad urgente de integrar estos barrios a los planes que se tienen de desarrollo del sitio histórico de Panamá, ya que de no ser así, corren el peligro de ser absorbidos por la vorágine urbanística que se está desarrollando a sus alrededores, que traería como consecuencia el desalojo de las comunidades, la desaparición de un área que da y con potencial de brindar más beneficios sociales, económicos y ecológicos.
Este trabajo investigativo analiza la problemática histórica, social, urbanística y ecológica, de un sitio con una riqueza aun sin explotar, pero que a través de los años ha sido objeto de estudio, llegando a elaborarse dos planes principales, el primero de 1998, el “Plan Maestro de Conservación”, en proceso de ejecución. Dicho Plan le fue encomendado a la empresa Law Environmental Caribe (LAW), contratada en 1998 por el Ministerio de Planificación y Política Económica, hoy Ministerio de Economía y Finanzas, a través del Instituto Nacional de Cultura, y el “Plan de Desarrollo sostenible para el conjunto monumental de Panamá Viejo 2006 – 2010” desarrollado por Inversiones Urbanas Internacional, a través del Patronato de Panamá Viejo.
El objetivo principal de este trabajo es el desarrollo de un plan integral para el barrio de Panamá Viejo, integrando el conjunto histórico de Panamá Viejo, el cementerio del Jardín de Paz, las áreas verdes de Costa del Este y demás zonas aledañas. Este objetivo se logrará mejorando las infraestructuras de los barrios, integrando las comunidades para que trabajen con objetivos en común, creando un sentimiento de orgullo de los habitantes hacia la comunidad en que viven, atrayendo la inversión y ayuda a la comunidad, creando espacios públicos e integrando todas las áreas verdes para lograr la creación de una gran zona verde protegida dentro de la ciudad.
En este trabajo se estudió no solo la historia de la fundación de la ciudad de Panamá y del surgimiento de las comunidades aledañas, también se investigó sobre la situación de los barrio precarios a nivel mundial y en Panamá. Me tome la libertad de investigar del tema urbanístico no sólo del sitio de estudio, sino hacer un pantallazo del urbanismo en la ciudad de Panamá, ya que nuestra historia, ha determinado en gran parte la forma de la ciudad, y nos ayuda a ver el por qué de la forma en que se desarrolla el crecimiento urbano y de la actitud de los habitantes hacia el tema urbano.
El trabajo está dividido en 4 capítulos: 1.Barrio precarios un problema mundial, 2. La ciudad informal en Panamá, 3. Análisis del sitio de Panamá Viejo y 4. La propuesta de intervención. Adicional se encuentran los anexos, que sirven como complemento para mostrar otros planes a nivel nacional y algunas experiencias a través de mis viajes.

viernes, 31 de julio de 2009

Las energías renovables y la arquitectura


Como parte del contenido del módulo, se requiere determinar que aplicaciones tienen las energías renovables en la arquitectura.
Objetivos:
  • Analizar casos de estudio a nivel mundial.
  • Investigar y analizar casos en Panamá.
  • Determinar cuales son los usos más apropiados para utilizarse en Panamá y proponer diseños esquemáticos.
A través de este blog se iniciarán los comentarios y preguntas.
En dos semanas se analizarán los diseños esquemáticos y las propuestas.

Concurso UrbanSOS

Presentación de propuesta para la intervención en un área urbana. El arq. Héctor Saavedra y la arq. Gabriela Valencia elaboramos esta propuesta para el sitio histórico de Panamá Viejo.

sábado, 28 de febrero de 2009

Lelé, Arquitecto de la necesidad y del "ordware"

La próxima muestra internacional de arquitectura de la Bienal de Venecia bajo el lema La ciudad: menos estética, más ética, en justa coherencia con su título, expondrá la obra del arquitecto brasileño Joâo Filgueiras Lima, conocido como Lelé (Rio de Janeiro, 1930).

Generoso en tenacidad y genio creador, Lelé "produce" hospitales bellos y funcionales en el Centro de Tecnologia da Rede SARAH de Salvador de Bahía, auténtica fábrica de vanguardia, empresa difícilmente concebible en el Primer Mundo e impensable en las coordenadas de Brasil. Desde el momento en que se atraviesa el quicio del centro productor creado por Lelé, se tiene la sensación de penetrar en las entrañas del "ordware", de ese orden y racionalidad de los que tan necesitada está no sólo la arquitectura sino también el ejercicio de la profesión en el Tercer Mundo que, con demasiada ligereza, echa mano del "software" y del "hardware", conocimientos y herramientas importados que irremediablemente fluyen por canales unidireccionales: nacidos en el Norte, desembocan torrencialmente en el Sur.

Lelé es un arquitecto singular que ha conseguido domeñar procesos constructivos industrializados, maximizando sus potencialidades y minimizando sutilmente sus limitaciones. En los tableros de proyecto de este arquitecto se gesta una arquitectura industrializada, sin concesiones a la monotonía, bellísima y capaz de superar la prueba de fuego: ser competitiva en el todopoderoso mercado al que Lelé recurrió y del que nunca obtuvo respuesta para satisfacer las ingentes necesidades brasileñas de construcción de escuelas, hospitales o mejora de favelas. Se vio por tanto abocado a crear una industria capaz de dar más y mejor por menos, sin renunciar a las altas cotas de diseño que han caracterizado todas sus obras.

Nadie como él hace recordar tanto la perseverante trayectoria de Jean Prouvé, el artesano de Nancy. Es cierto que hay que salvar el enorme trecho, en espacio y tiempo, que dista entre los Ateliers Jean Prouvé (Nancy 1939-1945), inmersos en la economía de guerra francesa, y el Centro de Tecnologia da Rede SARAH (Bahía, 1993-2000) materialmente rodeado de favelas que evidencian el hambre de espacios construidos. Distancia también entre la asepsia monocroma de las realizaciones de Prouvé y la voluptuosidad colorista de Lelé. "Norte" y "Sur", contextos distantes pero sintonía profesional a la hora de enfrentarse a la presión de la necesidad. Resulta interesante recordar que mientras el Prouvé más creativo, el de la Francia de postguerra, necesitó componentes de vivienda para dar respuesta a las graves necesidades coyunturales, Lelé vive y se enfrenta a carencias calificadas como estructurales. Ambos han peleado y defendido durante décadas sus postulados constructivos. Y otra de las coincidencias que acercan a Lelé y a Prouvé -al que en 1945 arrebataron su taller metalúrgico en Maxéville- es que en sus trayectorias no han faltado caídas sonadas: así, en 1986 se produjo el cierre por razones nunca esclarecidas, de la planta de producción de Lelé en Río de Janeiro, de la que salían diariamente ¡12 escuelas totalmente prefabricadas!. Los sutiles filtros de la crítica arquitectónica elitista, de espalda a los proyectos que pretenden dar respuesta a las necesidades, ignoran la obra de este profesional atípico que reparte su pasión artística entre la música y la arquitectura.

La red hospitalaria de traumatología de la seguridad social brasileña, diseñada y construida por Lelé, es un aporte singular a la arquitectura contemporánea, que, de no haber nacido en el Sur, habría cosechado multitud de premios y parabienes. Su principal mérito no es formal; la genialidad de Lelé estriba en encontrar soluciones que permiten resolver problemas acuciantes de manera económica, masiva, eficiente y con serena belleza. Sus obras pretenden hacer más llevadera la siempre dura vida de los hospitalizados. Proyecta desde el hospital, codo a codo con profesionales de la medicina, cuidando y mejorando detalles: camas manejadas por los propios enfermos -diseñadas y construidas por Lelé- circulan camino de las piscinas, la biblioteca, la tertulia de pasillo…, entornos abiertos permiten a la generosa vegetación penetrar y que se instale "a convivir" con los sofrientes. Oscar Niemeyer afirma con toda razón: "Hoy, quien quiera elaborar un proyecto de hospital de alto nivel técnico, a mi modo de ver, tendría que pasar tres meses conversando con Lelé."

Volvamos al Centro de Tecnología. Trescientos trabajadores, organizados en cuatro talleres de prefabricados de argamasa armada -versión brasilera superadora del ferrocemento de Nervi-, madera, metal y plástico, alojados en naves idénticas a las que ellos mismos producen para los hospitales, hacen reverdecer la manida promesa del Ford de 1917 a los trabajadores de sus cadenas de producción, asegurándoles que serían propietarios de los vehículos que producían. Espacios generosos e impolutos que acogen procesos industriales inusuales en construcción: fuegos de artificio de máquinas soldadoras, sonidos sincopados de prensas conformando piezas por estampación, gemidos amortiguados de chapas que con docilidad se acomodan a formas complejas, túneles de pintado de los que salen piezas revestidas de generosos colores bahianos... Metalmecánica para la producción de estructuras y piezas livianas; carpintería de madera para puertas, muebles y accesorios; componentes modulados de argamasa armada para forjados, paredes y fachadas; plástico y fibra de vidrio para pequeños complementos (ventilación, luminarias, marcos...). Diecisiete mil metros cuadrados de talleres de producción de los que salen anualmente miles de elementos que, pese a sus diferentes materiales, formas y texturas, se reconocen en obra gracias al rigor con el que se han realizado en los tableros de proyecto de Lelé. Son elementos dispuestos para distribuirse por la extensa geografía de Brasil, sembrando nuevos hospitales con el sello inconfundible de un maestro de la arquitectura comprometido con su Sur.

El reconocimiento internacional de Lelé acumula una considerable deuda de retraso, pero llegará. Algo parecido ocurrió con la obra del ingeniero uruguayo Eladio Dieste. Lelé recibirá en la próxima Bienal de Venecia parte del tributo que su obra merece, en un mundo insaciable de arquitecturas para la abundancia, el derroche y el "des-ordware". Esperemos, sin perder la paciencia, el resurgir de alguna señal de conexión de la arquitectura con las necesidades que atosigan a seis mil millones de conciudadanos. Una inequívoca será el momento en que los centros de enseñanza pasen la página del Chandigarh de Le Corbusier, tras medio siglo de manoseo, y propicien la creación de arquitecturas con "ordware" capaces de dar respuesta a las grandes necesidades.

Artículo de Julian Salas Serrano

Arquitectura sin aplausos

Andamos escasos de publicaciones que realmente ejerzan la crítica arquitectónica, y son aún menos las que se ocupan de la vivienda como parte fundamental del trabajo de los arquitectos, pese a que estamos hablando del 'producto' que más esfuerzo nos consume y que más condiciona la calidad de vida de las mayorías. Abundan, eso sí, las publicaciones que se dedican al aplauso, que no ejercen la crítica sino la censura previa: primero del autor y luego de la obra; superados los filtros tan sutiles como cambiantes de lo políticamente correcto, el panegírico está asegurado en papel cuché..

Hay otras arquitecturas que se mueven en terrenos residuales, desterradas de las geografías acotadas para el ejercicio ortodoxo de la profesión, que me permitiré denominar arquitectura sin aplausos para diferenciarlas de la arquitectura sin arquitectos.

Arquitecturas sin arquitectos no son sólo, aunque también, los bellos contenidos de las exposiciones del Museo de Arte Moderno de New York primero o de la itinerante que partió del Pompidou hace dos décadas; las realizaciones de tierra que puso en la palestra internacional el egipcio H. Fathy; la autoconstrucción andina divulgada por J. Turner en "Todo el poder para los usuarios"... Sin arquitectos, y no porque los necesitados rehusen sus servicios se construyen hoy la mayoría de las soluciones habitacionales del mundo que no alcanzan la calificación oficial de vivienda. Estamos en condiciones de asegurar, conforme a datos recientes de la CEPAL, que en Latinoamérica, cuatro de cada cinco de las construcciones que se ejecutan en este momento, no cuentan con la participación de ningún tipo de técnico titulado. Parte de esta ingente actividad edilicia conforma la arquitectura sin aplausos, y pese a su innata incongruencia, pedimos el aplauso para algunas de sus prácticas y protagonistas que día a día llevan a término profesionales poco adictos a las pasarelas. Ni tan siquiera se les vio el pasado año en la Bienal de Venecia sobre "La ciudad: menos estética y más ética".

Pese a la fluidez de la información mundializada, no se divulgan los resultados de los que buscan soluciones plausibles para contextos inmersos en necesidades agobiantes. A ellos se refería el colombiano Alvaro Ortega en "Prearquitecturas del Bienestar", al asignarle a estos arquitectos como primera prioridad la tarea de administrar recursos ajenos escasos, 'como buenos padres de familia', mediante la materialización de soluciones capaces de resolver necesidades con medios exiguos. El reto de construir viviendas con los presupuestos de la pobreza no es baladí. ¿Que no es Arquitectura...?, puede que hasta tengan razón los que así opinan. Víctor Pelli, con décadas de excelente docencia y práctica en este oficio invita a no entrar al trapo: "... si bien puede ser discutible si es o no es Arquitectura lo que se construye y lo que se hace para resolver la pobreza habitacional, de lo que no hay duda es de que en este trabajo hacen falta arquitectos".

No faltan excelentes ejemplos de esta arquitectura sin aplausos. Entre los que destacaríamos el trabajo persistente de Horacio Berreta desde su Córdoba argentina, a la cabeza del Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE) con treinta años de actividad. Los vientos que arrecian en las últimas décadas - sin esperanza alguna para acometer el asalto a la pobreza- nos llevan al convencimiento de que ni hay ni habrá vivienda para todos en el creciente Tercer Mundo. Tampoco en la exuberante pero diezmada Argentina; es por ello que Berreta construye viviendas semilla. No son viviendas acabadas, pero sí proporcionan seguridad y habitabilidad básica. Son soluciones con levadura de dignidad incorporada desde su gestación en el proyecto constructivo, para crecer y mejorar pausadamente, al ritmo de los convulsos y magros ingresos familiares. También ha conseguido Berreta en la práctica, no las utopías del 'best seller' de Koolhas, sino materializar en la práctica otras utopías, por ejemplo, hacer que los techos destinados a paliar las emergencias se transformen, cuando el desaste amaina, en gérmenes de viviendas duraderas.

¿Cómo se alojan los 3.000 millones de nuevos habitantes en los que se ha incrementado la población mundial entre 1970 y el año 2000?. ¿Cómo viven?... poco se sabe y pareciese que no es tema prioritario de una profesión con práctica exclusividad sobre el hecho constructivo. Se tiene certeza de dónde están el 80% de los nuevos habitantes -2.400 millones- que han incrementado los países del Tercer Mundo. A la pléyade de excelentes arquitectos sin aplausos latinoamericanos, sí les preocupa el hambre de alojamientos que padecen millones de compatriotas. A su solución apuntan: la magistral utilización que de la 'argamasa armada' hace el arquitecto Lelé en el mejoramiento de favelas en Brasil; la sintonía entre función-forma-materiales de las realizaciones que nos legó el ingeniero uruguayo Dieste; los generosos resultados formales con presupuestos escasos de los condominios del chileno F. Castillo; la equilibrada dosificación proceso/producto de las realizaciones del CEVE; la vigencia del adobe en las construcciones del peruano J. Vargas; las viviendas en pendientes escarpadas de 'caña guadua' del colombiano O. Hidalgo; el salto conceptual aportado en la práctica por el mejicano C. González construyendo viviendas en las que priman los metros cúbicos: `volumen máximo, costo mínimo'; las técnicas de industrialización 'posible' puestas en el mercado venezolano por el ingeniero J.A. Peña;... ellos, sí hacen suya la reflexión de Camus, "... ya no estaremos nunca solos. Debemos saber, por el contrario, que no podemos evadirnos de la miseria común, y que nuestra única justificación -si es que tenemos alguna- es hablar, en la medida de nuestras posibilidades, por los que no pueden hacerlo". Piensan que su justificación profesional está en actuar en la medida de sus posibilidades a construir con los que no pueden hacerlo.

Tenemos fundadas esperanzas, cimentadas en nuestra experiencia docente en habitabilidad básica en la ETSAM, en la predisposición de algunos jóvenes arquitectos por esta manera de entender la profesión. Unos por generosa solidaridad, otros, por el lúcido análisis de que los aplausos en la arquitectura se dispensan en círculos reducidos y excluyentes.

Artículo de Julian Salas Serrano